domingo, 6 de abril de 2008

Caen como pedazos sueltos

Estoy sentado corrigiendo unos ejercicios. Mi escritorio en el colegio está del lado de las ventanas que dan a la calle. El cajón izquierdo es mío; el derecho, del área de lengua y ciencias sociales. Abro el derecho. Un montón de papeles, sobres, lapiceras. De repente una fotocopia de un artículo sobre el cielo. Título: “El Cielo, ¿Qué es?, ¿Qué hay?, ¿Quién vive?” Innecesario aclarar que al tener la extensión de un artículo, las tres preguntas quedan bien abiertas. Eso no importa. En el ángulo inferior derecho hay un recuadro que dice: “Una tribu de África pensaba que la noche era una enorme bestia en cuyo interior habitaban las personas. Llamaban a la Vía Láctea el Espinazo de la noche y decían que, gracias a ella, la noche se mantenía compacta y quieta; y sin ella, los pedazos de oscuridad podrían caer sobre la gente.

Lo de “enorme bestia” y “pedazos de oscuridad”, ¿no?

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